divendres, 27 de novembre del 2009

Confesión 9.


Cada foto tiene su historia.
Cada historia, entonces, debería poder tener una foto.
O una palabra que la resuma. O un gesto.
Los que nos dedicamos a contar historias, con mejor o peor fortuna, lo sabemos. Sabemos que vuelan inciertas alrededor de nuestra cabeza y que a veces zumban como mosquitos molestos y otras suenan a galletas recién horneadas.
Toda historia tiene un origen y un narrador.
Según cómo y sin saber el por qué te callas durante años una historia. Piensas que el tiempo la borrará pero no es cierto. Porque un día, sin darte cuenta, abres la boca o tecleas y allí está, redondita y fresca partiendo de ti hacia otros, camuflada en una campaña, en una carta o en un cuento. Y las más osadas, en una nota de la compra.

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