dimecres, 25 d’agost del 2010

Agosto de House




House nos gustaba en casa. Lo que no nos gustaba era la interrupción perpetua de la serie. Estamos malacostumbrados. Preferimos seguirla de un tirón, mira qué vicios más raritos tenemos, eh?
Así que nos vimos la quinta y la sexta casi de tirón.
Qué guionistas, la Virgen!
Ya no digo ni dirección de foto, ni actores, ni montaje ni nada.
Hablo de los que son realmente House, los que le dan la vida. Y me pregunto, si lo hacen tan bien, ¿creerá la gente de la calle que Hugh Laurie puede salvarles la vida? ¿O que 13 (no recuerdo su nombre real) se morirá de Huntington?
Imagino al pobre Laurie paseando tranquilo queriendo comprar una naranja (es tan buena compra como otra) y siendo detenido constantemente por personas que le muestran sus casos: que si una fistula, que si un higado que no funciona, que si una caca que no sale... en fin, lo corriente, lo que nos molesta.
Lo que nos da miedo.
Lo que deseamos que otro comprenda y le de solución.
Lo de siempre.
Hoy pensé esto porque tengo un flemón en la encía. No duele pero es molesto. Y pienso que si estuviese comprando naranjas y me encontrase con Laurie es posible que se lo mostrase para que me curase.
O que me presentase a sus guionistas, claro.
O que me dijese que no pasa nada y que no lo agobie con tonterías.
O que me mirase con esos ojos azules tristes y me hiciese saber, en silencio, que de gente idiota ya había demasiada en el mundo para que quisiese unirme.
Y tendría razón.
House siempre tiene razón.
Incluso cuando no es posible que la tenga.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada