divendres, 20 d’agost del 2010

Largo y tortuoso es el camino que de Apple te lleva al cielo


Soy Appelita.
No se si existe esta terminología pero por si acaso lo soy.
Me gusta Apple, lo que hace y cómo lo hace.
Hasta ahora.
Ahora me siento un poco... estafadita. La verdad.
Mi Iphone -hasta ahora Adama el destructor- se ha convertido por unos upgrades que no le corresponden en una máquina viejuna, perdida, olvidadiza, lenta. Sólo puede llamar.
Y diréis, coño, claro, es un móvil. Sí, lo se. Pero es un móvil que permite hacer muchas cosas como por ejemplo no estar encerrada en una habitación porque puedo trabajar desde donde me salga de las narices.
Eso es Apple para mi.
No ahora, claro.
Así que estamos haciendo parches y alegrías. A ver qué ocurre.
No lo cuento como revancha ni para quejarme aleatoriamente de Jobs. Ni le conozco ni me ha hecho nada a mí personalmente el hombre. Pero es cierto que desde que esta enfermo se nos está jodiendo la historia. No lo santifico, estoy más que convencida de que es un auténtico cabrón pero hasta ahora era mi cabrón preferido.
Esperemos que se den cuenta y empiecen de nuevo a cuidar a los appelitas. Que no por abrir mercado debe uno olvidar a los que año tras año nos hemos dejado dineros y nos hemos oído lo que hemos oído por aguantar la manzana.
Le daré un poco más de tiempo mientras intento arreglar el desaguisado de mi móvil por nuestra cuenta.
Pero sólo un poco.
Por los viejos tiempos, namás.

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