diumenge, 17 de maig del 2009

A veces cuando uno dice no, en otro Universo estás diciendo sí.

Cierto. Lo de los Universos paralelos, horizontales y mirando a Cuenca. Como dicen en Fringe "otra de las cosas que dije no y resultó ser sí" es que los deja vu son vistazos rápidos a otra dimensión. Así que cuando dices que no te gustan las lentejas tal vez no seas tú sino tu tú de otro lugar.
Entendámonos.
Parece ser que ahora, en este momento, ya no estamos solos. Y no, no hablo de Hacienda, que somos todos y unos más que otros. Tampoco hablo de Ganímedes ni de Alfa Centauri. A esos, ya les daremos candela cuando decidan dejar de hacer apariciones de media vela y se dignen a mostrarse. Y por supuesto, tampoco me refiero a la corte de ángeles y demonios que por lo visto no paran de pasearse por aquí. Bueno, más por allí en Texas y aledaños que por aquí, en Albacete o Centelles. Debe de ser que no tenemos mucho glamour. O que vieron lo que pensabamos de la mano del Maestro Cuerda y se dijeron que era mejor escuchar country y beber cerveza en un garito de señores tatuados y señoras en shorts. Es que el chinchón ya no es lo que era.
A lo que iba.
Que me pierdo.
Hablo de dimensiones en las que, ¡oh, cielos!, resulta que también estas tú. Tú y tus migrañas, tú y tus tonterías, tú y la madre que te parió -que es una señora estupenda que vive en Sants. No otra tú aventajada, rubia y modelo de alta costura que pasea maromos veinteañeros como el que pasea caniches. No. Tú y tú. Esta tú.
No me quejo. Sólo me sorprende.
Yo crecí al amparo de series como Espacio 1999 y claro, siempre creí que a los treinta iría en katiuskas por el espacio. De eso ha pasado un rato. He visto como la cifi cambiaba como la que cambia de peinado. Ya no hay katiuskas, hay viajes en el tiempo. Pues vale. Ah, no, viajes no, que hay ventanas interdimensionales a otras realidades. Bueno. Hey, no te olvides que en estas ventanas hay pasadizos de agujeros de gusano que te llevan -sí, dilo, dilo- a viajes en el tiempo.
Pues fíjate.
Todo esto para acabar encontrándote a ti misma, más vieja y más chuchurrida para decirte que nunca debiste dejar de fumar o que aquel desconocido que te empujó en el metro era realmente un príncipe tarkasiano.
Pues vale.
Y si además, miras por la ventana y escapas del pasadizo -hablando solo y exclusivamente de dimensiones- resulta que te ves a ti hacer lo que haces en un mundo que difiere un pelo de coño de mosca del tuyo. Y un ángel a la puerta.
¿Y a qué viene esta diatriba absurda?
A que acabo de leer las críticas de los frikis a Star Trek. Alguien debería decirles que una peli es una peli. Y que esta es, divertida. Y que justo, ahora, lo que necesitamos es diversión.
Claro, también lo hago porque esto es un blog, que es un diario pijo.
Y es mio.

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